lunes, 26 de octubre de 2009

La flor de tus heridas

Dibujo formas en mi mente, con mi imaginación,
formas que me remiten una y otra vez a mi última noche con vos.

Me gusta decorar los recuerdos con colores y frases que jamás dijimos,
siempre lo hago: firuletes, campanas y algunas palabras,
pero esta vez no me hace falta,
esta vez intento agregar algo más y no tengo qué.

Miro tus ojos y veo tanto en vos que sé que nadie más ve,
y no te digo nada, te gusta creer que todavía no te descifré,
que aún no llegué a averiguar más de lo que querés contarme.
Se te escapa un te quiero, se te escapan algunos besos que no debieron ser,
se te escapan promesas que confío que vas a cumplir...
Y a mi se me escapa el alma
en esos momento en que siento que te tengo.

Moldeo una ilusión que me mantenga aferrada a esa noche
y la cargo en la mochila llena de esperanzas
que llevo desde el día que me di cuenta que estaba enamorándome de vos.

A veces hasta siento que puedo saborearte como mío,
que al fin llegó el momento;
estiro los brazos y cuando estoy por tocarte,
cuando alcanzo a rozar tu piel,
te desvanecés en el aire, llevandote con vos toda mi felicidad.

Abro los ojos y te veo durmiendo,
soñando, tal vez conmigo, posiblemente no.
Aún esta tu mano aferrada entre mis piernas,
aún mi brazo rodea tu cabeza y mis dedos se entrelazan en tu pelo...

Así estaremos hasta que despiertes,
hasta que el hechizo termine y olvides todo lo que llegaste a sentir horas antes,
todo lo que dejaste fluír sin miedos, sin reproches, sin problemas.
Hasta que despiertes y cierres con doble candado tu corazón,
y eches las llaves al mar de mi desesperación.


· Julieta Ceballos
Princesa Roja

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