Hay pocos momentos en los que me siento bien, bien de verdad, no ese bien que venden en las publicidades como el objetivo de la felicidad. Esos momentos en los que no me importa estar sola, que los miles de pensamientos que siempre están en mi cabeza martirizándome desparecen, por un momento, por ESE momento. Ese lapso de tiempo que las miradas de los otros no causan efecto alguno en mí, ni en nadie. Un momento que salgo con flores y té verde; con música de hace mucho tiempo que me recuerdan olores, escenarios, personas. Que camino, me río sola, respiro. No sé si es el lugar indicado, el tiempo justo o la compañía ideal..no controlo lo de mi alrededor..y eso me gusta. Son momentos en los que soy yo sin responsabilidades, sin necesidad de fingir ni tratar de gustarle a los demás. No sé cuánto va a durar, no sé si se va a repetir. No sé si me da miedo estar así. No es muy normal en mí, pero a veces sucede. No avisa, pero es tan intenso como efímero. Y me gusta.
Frida.
Si es el mejor estado de todo esa paz...hay extraño mucho todo eso..excelente post el tuyo
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